Quieres un cambio de vida, una vida tranquila en el campo… pero empiezas por complicarte la vida.
De eso te hablo hoy.
Porque lo veo cada día en los emails, en las consultorías que hago y en las auditorías que me mandáis.
Gente que quiere vivir mejor, más simple, más en paz…
y arranca el proceso por la opción más difícil.
Vamos a ver por qué pasa esto y cómo evitarlo.
Si te quedas un rato conmigo, te cuento.
¿Quieres ir más allá?
Cada semana envío a mi lista de correo emails exclusivos con reflexiones, experiencias, ejercicios prácticos e ideas que sólo comparto por email.
Si quieres avanzar de verdad,
apúntate aquí :
Vamos a verlo 👇
También puedes escucharme en:
👉 SPOTIFY
👉 AMAZON
👉 O ELIGE TU PLATAFORMA FAVORITA
O en Youtube:
O sigue leyendo aquí:
Cuando quieres una vida tranquila… y empiezas por complicarte la vida
Hay algo que veo una y otra vez en las personas que quieren irse al campo.
Quieren una vida más simple, más tranquila, más en paz…
y empiezan el proceso por el camino más difícil.
No lo hacen aposta.
Lo hacen porque idealizan.
Porque creen que, ya que van a hacer un cambio, mejor hacerlo “a lo grande”.
Y ahí es donde empieza el enredo.
El patrón que se repite
Lo veo en los emails, en las consultorías y en las Mini Auditorías que me llegan casi cada día.
Personas que desean cambiar de vida… pero arrancan por la opción más compleja.
Aquí tienes tres ejemplos muy claros.
El salto demasiado grande
Personas o parejas que nunca han vivido en el campo, pero quieren empezar su nueva vida a mil kilómetros de donde están.
Clima desconocido.
Sin trabajo.
Sin contactos.
Sin red cercana.
Y con una economía que no está preparada para un golpe fuerte.
La pregunta es sencilla:
¿de verdad hace falta empezar así?
Si nunca has vivido en el campo, ¿por qué empezar por un salto tan grande?
¿Por qué no probar cerca?
¿Por qué no empezar por lo simple?
Querer descansar… metiéndose en una obra
Gente agotada por su trabajo que sólo quiere un lugar para recuperar el aire.
Pero en vez de alquilar algo sencillo, se plantean comprar parcela, pedir licencias, construir, gestionar permisos, albañiles, presupuestos.
¿De verdad hace falta todo eso para descansar del estrés laboral?
Muchas veces, no.
Emprender a ciegas
Este es el clásico.
Personas que invierten todos sus ahorros en un negocio rural que no conocen.
Un restaurante porque les gusta cocinar.
Un hotelito porque suena romántico.
Una reforma enorme porque imaginan una casa rural perfecta.
¿De verdad tiene sentido meter tus ahorros en un sector del que no sabes nada?
Sin conocer el territorio.
Sin haber vivido allí.
Sin haber visto de cerca cómo funciona.
El problema no es el campo
Lo que ocurre es simple:
confundes la vida tranquila que quieres con la fantasía perfecta que tienes en la cabeza.
Confundes “quiero estar mejor” con “voy a cambiarlo todo de golpe y para siempre”.
El problema no es el rural.
El problema es la película que te montas antes de pisarlo.
Lo sensato: empezar por lo simple
Si quieres paz, empieza por lo sencillo:
– Si nunca has vivido en el campo, prueba cerca.
– Antes de comprar, alquila algo sin complicaciones.
– Antes de meterte en una reforma, vive primero en la zona.
– Antes de emprender, conoce las necesidades reales del territorio.
– Antes de tomar una decisión irreversible, elige la versión simple.
Investiga, prueba, conoce, respira.
No conviertas tu deseo de calma en una odisea.
El campo no exige heroicidades.
Exige sentido común.
Valentía no es complicarse
Que nadie confunda esto con miedo.
Yo soy la primera que anima a dar el paso y a construir una vida valiente.
Pero valentía no es liarte la vida.
No es quemar tus ahorros en un proyecto que no conoces.
No es complicarlo todo “porque sí”.
Puedes construir una vida mucho mejor… sin convertir el camino en un enredo innecesario.
Mi experiencia personal
Cuando dejé Barcelona, lo único que hice bien fue mantenerlo simple.
Me fui cerca.
Probé primero.
Antes de comprar, viví.
Antes de reformar, conocí.
Pero también me compliqué más tarde cuando no hacía falta.
Idealicé la vida rural, subestimé el clima, ignoré lo que supone reformar una casa vieja.
Como casi todo el mundo.
Es normal querer mejorar la vida.
Pero la tranquilidad no nace de un salto heroico.
Nace de decisiones sensatas, una detrás de otra.
Paso a paso.
Probando.
Rectificando.
¿Cómo saber si ya te estás complicando?
Muy fácil:
– Si tu plan no es posible en un año.
– Si depende de demasiados factores externos.
– Si tus circunstancias personales no encajan con la idea.
– Si para relajarte estás montando un lío monumental.
– Si necesitas que “todo salga perfecto” para que funcione.
Si tu plan depende de diez factores externos… ya te estás complicando.
Mi consejo
Si sueñas con una vida más simple, más auténtica, más tuya…
pero ves que estás empezando por el camino más difícil, respira.
El rural es sencillo.
Los que lo complicamos somos nosotros.
Puedes construir una vida mucho mejor, por supuesto.
Pero empieza por lo que no te enreda.
Empieza por lo simple.
Y desde ahí, lo demás vendrá.
***
Si no sabes por dónde empezar sin liarte, mándame tu caso a la Mini Auditoría Menudo Atasco.
Es gratuita, personalizada y te respondo yo.
Te digo dónde te estás complicando y cuál sería tu siguiente paso realista.
Pincha en el botón y te cuento.