Cada verano lo escucho mil veces: ‘qué bonito es el campo, cómo me gustaría vivir aquí…’
Pero, seamos claros: la mayoría de los que lo dicen, mienten.
No quieren vivir en el campo. Quieren pasar unos días, hacerse la foto y volver a su vida de siempre.
Y no pasa nada.
Porque vivir de verdad en el campo no es para todos.
Hoy quiero contarte qué diferencia a los que solo lo dicen… de los que de verdad se atreven a hacerlo.
Si te quedas un rato conmigo, te cuento.
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Transcripción del podcast
Este verano, quizás he tenido más relación con turistas que vienen al campo o quizás me he fijado más y me he dado cuenta de algo.
Es un tema que también ocurre en el mundo rural, pero que en la gente que viene de ciudad es mucho más evidente.
Y es, la dependencia absoluta de muchas personas con su smartphone.
La adicción al móvil.
Moverse, hacer, ir a tal o cual sitio a hacer cualquier actividad, deporte, comer, lo que sea, todo depende de lo que diga la app de moda.
Si vas en camper, buscar los lugares que te diga la app de moda para dormir.
Si vas a comer a un restaurante mirar la puntuación.
Si vas a hacer un recorrido, ver lo que han hecho otros, lo que dicen, ir con el gps activado en todo momento y ponerte de los nervios si se pierde la señal.
En definitiva, anular totalmente el instinto, la intuición, el sentido de la orientación, el simple hecho de probar a ver qué pasa, por la comodidad y sobre todo la seguridad que da una app.
Y está bien, hay apps útiles, el smartphone es un inventazo sin duda.
Pero cuando anula tus sentidos, desde mi punto de vista, ahí hay un problema.
Te aseguro que me causa frustración pasar todas las mañanas por un lugar desde el que se ve la salida del sol de una manera privilegiada y constatar que nadie de los que están allí acampados sale a disfrutar de esa maravilla.
Y eso en algún momento me ha quemado, me ha dado rabia, porque me quema el postureo, el venir al campo solo a tachar casillas, hacer la foto, colgarla en redes y volver corriendo a esa supuesta comodidad y seguridad .
Y eso me hace afirmar que el campo definitivamente no es para todos.
Y no pasa nada.
Cada uno es libre de decidir cómo quiere vivir.
Pero hay gente que sí lo siente de verdad. Y para esos, quiero hablar hoy.
Mira, el campo y lo que yo comparto con este proyecto De la ciudad al campo, no es:
-Para los que dicen yo quiero irme al campo pero es que… y se ponen mil excusas, una tras otra, año tras año.
-Para los que dicen: “algún día… cuando los niños… cuando me jubile… cuando pase esto o lo otro”. Los que esperan que se conjuguen los astros para dar el paso.
-Para los que buscan “huir” de la ciudad, huir de su situación y esperan que el campo sea la solución a todos sus problemas. Porque si solo huyes, al final reproduces la misma jaula en otro sitio.
El campo y este proyecto SÍ es:
-Para los que madrugan un día y se emocionan con el amanecer.
-Para los que no sienten miedo cuando están solos en medio del campo o del bosque sin móvil, al contrario sienten que la sangre les hierve, que están donde tienen que estar, que una conexión inexplicable los une a eso. Que es su lugar.
-Para los que sienten que no encajan en el ruido y el ritmo infernal de la ciudad, aunque aún no sepan cómo cambiar de lugar.
-Para los que saben que quieren otra vida, pero necesitan claridad, apoyo y alguien que les diga las cosas sin ficciones, sin idealismos, sin edulcorantes.
-Para los que entienden que el campo no es Disneylandia: que habrá barro, frío, facturas y muchos muchísimos desafíos, pero también silencio, conexión, libertad, ser tú mismo y una vida más plena.
Qué significa realmente dar este paso de la ciudad al campo
No es magia, no es una escapada romántica, no es una vida de ensueño.
Es un proceso vital.
Hay dudas, miedos, decisiones importantes, renuncias, resistencias, opiniones contrarias.
Al principio, al medio y siempre, porque cada avance trae nuevos retos.
Pero lo que marca la diferencia entre avanzar o quedarte donde estás, entre hacer realidad la vida que quieres o quedarte en el intento, no es solo el dinero o la casa, sino cómo afrontas el cambio y cómo haces posible ese estilo de vida que anhelas.
He acompañado ya a mucha gente en este proceso, y sé que el campo puede ser un sueño hecho realidad… o un infierno disfrazado de verde.
La diferencia está en el enfoque y en la actitud.
Así es que:
Si te resuena lo que te estoy contando, quédate cerca. Porque a partir de septiembre se vienen cosas nuevas para preparar la recta final del año.
Sé que son momentos en que muchas personas se plantean de una vez preparar ese cambio de vida.
Y quiero acompañar a quienes decidan hacerlo en serio.
Mientras tanto, revisa lo que ya tienes, piensa en lo que de verdad quieres construir.
El campo no es para todos, pero si es para ti, nos vamos a encontrar.
Si lo que te he contado te resuena, te invito a apuntarte a mi lista de correo porque allí es donde verdaderamente comparto lo que vale la pena.
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