¿Vives cerca del lugar donde trabajas o trabajas cerca del lugar donde vives?
¿Condiciona tu trabajo el lugar donde vives?
¿Te gustaría vivir en otro lugar, en el campo, pero tu trabajo está en la ciudad?
Hoy te muestro a través de ejemplos que es posible vivir fuera de la ciudad, pero manteniendo tu trabajo, y no, no hablo de teletrabajo.
Si te quedas un rato conmigo, te cuento.
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Transcripción del podcast
Muchas personas quieren vivir en el campo, en un pueblo tranquilo, pero se sienten condicionadas por su puesto de trabajo.
No, no todo el mundo puede hacer teletrabajo, ni siquiera en puestos donde sería factible.
Y el hecho de tener ese puesto de trabajo, de llevar muchos años, tener una antigüedad en el lugar, condiciona mucho el estar atado ahí sin poderte mover.
Hay personas que sufren el vivir en una ciudad donde el precio de los alquileres aumenta sin cesar, donde viven precariamente por eso, pero se sienten atados a su trabajo.
Por eso quiero darte otra visión.
Y no, no es dejar el trabajo ni buscar otro.
Ese es otro tema.
Vamos a partir de la idea de que quieres mantener tu trabajo en la ciudad pero quieres vivir en el campo, en un pueblo, en un lugar más tranquilo.
Esto que te voy a contar no es la solución absoluta, todo tiene sus pros y contras, pero es una realidad.
Como he contado en otras ocasiones, yo viví durante 17 años en un pequeño pueblo de la provincia de Lleida. Ese pueblo estaba a 150km de Barcelona, tenía una estación de tren a 9 KM. Pasaban 4 trenes al día hacia Barcelona y 4 de vuelta hacia Lleida.
Viviendo en ese pueblo me surgió la posibilidad de participar en un proyecto muy interesante para mi, el único problema es que tenía que ir a Barcelona cada día durante 5 meses.
Estuve a punto de rechazar esta colaboración, pero entonces lo analicé de manera práctica.
Tenía la posibilidad de salir de casa a las 7 menos 10 de la mañana, coger el tren de las 7 a Barcelona, llegar al despacho a las 10 menos cuarto. pasar el día trabajando en el proyecto, coger el tren de vuelta a las 19 horas y llegar a casa a las 20,45h.
Casi 4 horas de trayecto.
Si.
Pero no eran horas perdidas.
De hecho acepté participar en el proyecto y lo hice así.
Cada día salía de casa, al principio de noche, cuando empezó la primavera ya de día, con un paisaje espectacular y viendo salir el sol durante el trayecto de 5 minutos en coche a la estación.
Durante el trayecto dormía, leía, escribía, pensaba en mis cosas, o simplemente disfrutaba del maravilloso paisaje que discurre entre campos de olivos y almendros, campos de cultivo, algún riachuelo, montañas y luego la preciosa costa dorada hasta llegar a Barcelona.
Una vez allí, caminaba 15 minutos por el Eixample barcelonés hasta el despacho, disfrutando de la maravillosa arquitectura de Barcelona y de una ciudad que empezaba cada mañana con mucha energía.
Y de vuelta lo mismo.
A veces salía antes del despacho y aprovechaba para hacer alguna cosa por Barcelona, visitar a familiares o quedar con amigos.
Pero siempre volvía a casa.
Y qué gustazo llegar de vuelta a la estación, coger el coche y conducir 5 minutos por la carretera desierta, atravesando el bosque. Cuando llegaba a una curva concreta vislumbraba las luces del pueblo y sonreía, siempre sonreía, era inevitable.
Así lo hice durante 5 meses.
Y lo que me sorprendió es que cada día me encontraba a muchas personas que hacían ese trayecto hasta Barcelona, algunos ya estaban en el tren cuando yo subía.
Todo es cuestión de prioridades.
Mis padres se fueron a vivir a un pueblo a 80km de su puesto de trabajo. En ese pueblo, que tiene estación, pasaban trenes cada hora hacia Barcelona y hacia Girona.
Cada uno con sus horarios, mis padres iban a Barcelona cada día a trabajar, hasta que se jubilaron.
Y esa línea Barcelona, Girona, Figueras está llena de gente que va a trabajar a la ciudad cada día.
Cada uno tiene sus circunstancias.
Pero a lo que voy, es que es posible trabajar en un lugar y vivir a decenas de km de allí.
Que un puesto de trabajo no tiene por qué condicionar el lugar donde vives ni el estilo de vida que quieres llevar.
Un trabajo es un trabajo.
El tiempo que pasas fuera de tu trabajo es tu vida y puedes vivirla como quieras y lo mejor que puedas.
Si vives en un lugar concreto porque allí está tu trabajo, eres esclavo de tu trabajo.
Si vives en un lugar que te gusta, puedes aprovechar tu tiempo para disfrutarlo. Para tu huerto, tus paseos, tu actividad al aire libre favorita, tu animales, tu lo que te dé la gana.
El inconveniente de vivir en un lugar lejos de tu puesto de trabajo es que pasas mucho tiempo de desplazamiento, pero como digo, es tiempo, y el tiempo se puede aprovechar de múltiples maneras
Si vale o no la pena, eres tú quien tiene que decidirlo.
Dicen que las horas de mayor escucha de podcast coinciden con las horas punta de desplazamiento. Por algo será.
De hecho, aun viviendo en la ciudad son pocas las personas que no tiene que pasar mínimo media hora en metro o autobús, o aún peor, en interminables atascos .
Así es que, si quieres vivir en otro lugar pero te sientes atado por tu trabajo, piensa es esto. Reflexiona sobre todo esto que te he contado.
Comprueba por ti mismo qué opciones tendrás de desplazarte a tu lugar de trabajo si vivieses en ese lugar que te gusta.
Verás que hay muchas personas que ya lo están haciendo.
Y que en el fondo, lo importante es vivir tu vida lo mejor que puedas, ¿no crees?.
Si quieres descubrir tu lugar ideal en el campo necesitas esta guía:
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