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¿Cómo es la GENTE DE CAMPO?

Se suele decir que la gente de campo, que los habitantes del mundo rural, son seres cerrados, con costumbres ancestrales.

Se dice incluso despectivamente que son paletos e ignorantes, controladores, y todo un sin fin de adjetivos calificativos, que muchas veces nos llegan de personas que han vivido en el campo y se han ido a la ciudad porque se han sentido oprimidos por la cultura tradicional rural, o por resentidos con el mundo rural.
Como siempre digo, no se puede generalizar, hay de todo en el mundo rural, bueno y malo, como en todas partes.
Y hoy quiero hablarte, como siempre desde mi punto de vista y mi experiencia de dos décadas viviendo en el campo, procediendo de la ciudad, sobre cómo es la gente en el campo, porqué son como son y se comportan de la manera en que lo hacen.

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Qué tiene de peculiar la gente campo

Como te he comentado al principio, se suele calificar a la gente de pueblo o de campo de muchas maneras, siempre desde un punto de vista único, digamos urbanocentrista.

Un discurso que se ha tomado por el verdadero.

Y como a mi los discursos dogmáticos, generalistas y que se basan en estereotipos me repatean, hoy quiero hablarte sobre esa cultura tradicional rural que he visto, en mis años en el mundo rural en España y desde hace unos años en Francia.

Obviamente la cultura tradicional rural difiere de la urbana, en eso no hay duda. Solo tienes que pasearte por cualquier pequeño pueblo y veras que la gente te saluda por la calle, aunque no les conozcas de nada, incluso algunos osan preguntarte quién eres, o de quién eres y qué haces allí.

Es algo que a algunos hace gracia y a otros molesta pero que no deja a nadie indiferente.
Por qué hacen esto.
Te explico.

Quiero resaltar

3 características que hacen diferente la cultura rural de la urbana
Tres rasgos, que hay que analizar para entenderlos.

Esas tres características principales de la cultura rural tienen que ver con la privacidad, el sistema familiar y social, y la territorialidad.
Voy a analizarlos y a hablarte de los pros y contras de cada una.

Antes de empezar este análisis tengo que decirte que a mí me ha costado tiempo llegar a las conclusiones que te voy a comentar. Porque durante años no he entendido la cultura rural, incluso he rechazado ciertos comportamientos, a veces cayendo en el estereotipo.
Pero soy de una manera que cuando algo no lo entiendo, tengo que indagar, ver cómo funciona, por qué las cosas los comportamientos son así. Y es por eso que a partir de un momento, dejé de mirarme el ombligo y empecé a ver cómo podía hacer para comprender a la gente de campo. Y me puse a observarlos, a hablar con ellos y a intentar entenderlos.
No estoy de acuerdo con muchas de sus costumbres o valores o sistema social, pero lo respeto, porque entiendo que cada cual tiene su origen, su recorrido, una educación que ha recibido y a partir de ahí se convierte en lo que es.

Como decía Sartre, cuando nacemos no somos nada, y nos hacemos a partir de lo que nos hacen los otros.

PRIVACIDAD


Pues entrando en materia, y como decía al principio, el tema de la privacidad es uno de los primeros rasgos que te encuentras en la cultura rural.

Todo el mundo sabe o quiere saber de todo el mundo, todo el mundo habla de todo el mundo y todo el mundo se cree con derecho a ello.

El anonimato es algo difícil de mantener en el mundo rural, parece que te tienen que controlar y saber de ti y de tu vida en todo momento.

No voy a negar que a veces es chafarderio y que hay personas muy agresivas en su interrogatorio.

Pero en el fondo eres dueño de tus palabras, y tu tienes la libertad de responder y decir de ti hasta allí donde te parezca.

Por supuesto no es necesario enfrentarse de mala manera ante estas actitudes, porque de verdad no creo que se hagan con malicia (aunque a veces duelan). Simplemente hay que saber que existe este hábito, esta convención social, y quieras o no, lo van a seguir haciendo.

Obviamente, hay muchas personas que han crecido y vivido en esa cultura, que cuando han descubierto el anonimato de la ciudad, han respirado aliviados, han decidido no volver más al pueblo, porque una cosa es lo que te pregunten, lo que respondas y otra que vayan con el cuento de lo que haces y lo que dejas de hacer a tus familiares, entrando en esa otra gran superstición que en la sociedad rural es el «qué dirán».

Ese es un tema peliagudo que te comentaré en un momento, pero déjame acabar con lo del chafarderio.

Por qué quieren saber de ti, además de por puro chismorreo.

Pues una vez lo hablaba con una chica del pueblo y me decía que, si hay alguien nuevo en el pueblo y no sabes quien es, es como tener a alguien en tu casa, necesitas saber quien es.

Porque la territorialidad, en el mundo rural, se extiende más allá de las puertas de las casas. Cualquiera que ande por ahí merodeando por el pueblo, o por el campo, será detectado, observado y se tendrán en cuentas sus acciones por si hay que tomar medidas.

Es una medida de protección.

Es por su seguridad.

De verdad, es tan simple como eso.

A veces es un vicio, a veces hay gente muy aburrida que necesita chismorrear de los demás, pero en esencia, de base, es por seguridad.

Si se sabe quién hay en el lugar, se tiene controlado el terreno, si entra alguien nuevo, hay que ponerse en alerta.

Porque a diferencia de la ciudad, en el campo, la protección y la seguridad, empieza en los vecinos, y si es necesario se llama a las fuerzas de seguridad. Pero la comunidad ya ha dado el primer paso.

Te pongo un ejemplo de algo positivo de este control social.
Hay gente que se dedica a ir por los pueblos intentando timar o robar a la gente vulnerable.
Obviamente eso también ocurre en la ciudad, pero fíjate lo que pasa en los pueblos (sobre todo en los pequeños)
Esa gente que va vendiendo falsos seguros, revisiones del gas o lo que sea que hagan para meterse en tu casa a intentar robarte o timarte, enseguida son detectados por el estafado y éste enseguida da la señal de alerta, avisando al ayuntamiento o al pregonero. Hoy en día va más rápido con el WhatsApp.

A partir de ahí se avisa primero a la población, a través del pregón o del WhatsApp, luego se llama a la policía porque tardan más en llegar, y seguidamente se comunica a los pueblos vecinos lo que ha pasado, cómo son los tipos, qué coche llevan, etc, que a su vez avisan a la población.
Como ves, ese mecanismo de control de quién va quién viene, es una medida de seguridad, de protección.

Así que ya sabes, la próxima vez que pases por un pueblo o vayas por el campo y alguien te salude, piensa que lo hace por seguridad.

SISTEMA SOCIAL

Otro de los rasgos característicos de la cultura rural es su sistema social y de valores.

Cuando les observas te das cuenta del importante papel que tiene la familia y los vínculos familiares. Yo me atrevo a decir que muchas sociedades rurales son clánicas.

Hay diferentes familias relacionadas entre sí, a veces afines, a veces no afines, incluso a veces enemistadas, creando bandos opuestos en los pueblos. Esta división a veces es por ideología, pero muchas otras veces se remonta en el tiempo a asuntos familiares o territoriales.

Estas familias tienen muy claro quienes son sus miembros y sus afines, y se defienden y apoyan siempre.

Hay control de valores, de lo que se puede y no se puede hacer socialmente o en público, incluso hasta hace no tantos años, como debían emparentarse por matrimonio las diferentes familias.

De nuevo esto no es exclusivo del mundo rural.

Existe también entre las clases sociales altas en las ciudades, pero en los pueblos es muy evidente.

Estos lazos de apoyo mutuo, se extienden a todos los niveles: político, territorial, social, lo que a veces fomenta el caciquismo, la perpetuación en el poder de «siempre los mismos», y la toma de decisiones en función de unos intereses propios. Y por supuesto, fastidiarse entre bandos contrarios.

Esto es así, es parte del ser humano.

Es parte del hombre ligado a una tierra y a unos recursos.

Y todo ello genera una serie de obligaciones para los miembros de estas familias, que cuando llegas de la ciudad no logras entender. Puedes hablar con fulanito pero no con menganito.Que si haces tal cosa qué van a pensar de ti, el famoso «qué dirán» que sigue muy arraigado en la cultura rural.

Es difícil entender esto sin haberlo vivido desde la infancia, y es difícil a veces que entiendan tu manera de ser, que te de igual hablar con unos que con otros, que te importe tres pitos lo que digan de ti…Y el trabajo arduo muchas veces es lograr la cordialidad con la mayoría de personas, defendiendo tu neutralidad o tu manera de ser.

No es fácil, pero tampoco imposible.

¿Que tiene de bueno este sistema? ¿Qué me parece bueno de todo esto?

Pues que ese sistema social genera unas redes de colaboración y de apoyo mutuo que es difícil ver en las ciudades.

Por decirlo claro, en los pueblos los viejos no están solos ni mueren solos. Hay apoyo vecinal, si alguien tiene un problema, si cae una gran nevada y las calles se quedan intransitables, enseguida se pone en marcha la colaboración vecinal, no se espera a que vengan de fuera a solucionarlo.

No hay esa dependencia de los servicios públicos, de las fuerzas de seguridad, de la asistencia social, porque saben que allí siempre tarda en llegar, se espabilan ellos solos antes. Y eso es maravilloso.

He visto casos concretos que me han sorprendido desde mi vivencia urbanita:

-Una persona que se pierde y todo el pueblo sale a buscarla por los caminos y los campos a las tantas de la noche y con tormenta….

-Una persona mayor que vive sola y los vecinos le atienden con comida, lena, atención personal…

Son otros códigos de conducta social diferentes de la ciudad y como ves tienen su lado bueno.

TERRITORIALIDAD

Y un último rasgo muy marcado en el mundo rural es la territorialidad.
Yo he llegado a la conclusión, después de tantos años viviendo en el campo, de que la gente rural, es como los árboles, tiene profundas raíces en el territorio. Y no lo digo de forma despectiva ni mucho menos, adoro los árboles.

Tienen una mentalidad muy territorial, de pertenencia a su territorio. De defensa de sus costumbres, tradiciones, manera de hablar, rasgos culturales, y su patrimonio.


Eso crea habitualmente competencias, rivalidades y conflictos con otros pueblos, la historia demuestra que es algo común.
Y como urbanita te sorprende muchas veces verles pelearse por piedras, por límites de un terreno, por caminos, por defensa de unas costumbres…

Pero lo positivo es precisamente esa preservación de valores, de patrimonio, de tradiciones, de oficios, de la lengua.

Todos esos rasgos van ligados a una tierra, un clima, unos recursos. Y conforman un sistema tradicional diferente en cada lugar, y eso genera riqueza cultural. Y si eso se pierde, se pierde la independencia, la diversidad, lo valioso de los lugares.

La uniformidad es algo artificial, y por desgracia el sistema cultural global actual nos lleva hacia eso, hacia una sociedad impersonal, de valores impuestos globales para todos.

Pero cada territorio es diferente debido a sus circunstancias, sus características y eso es bueno. Si en un lugar se cultiva, se construye, se habla, se socializa de una determinada manera es debido a su pasado, a su experiencia, a su historia, y eso tiene mucho valor, y no debemos permitir que se pierda.

Y lo digo como persona «sin raíces», como persona nacida en una ciudad, pero sin tradición familiar en la misma, hija y nieta de personas que tuvieron que emigrar de sus pueblos para subsistir. Y ese concepto de pertenecer a un territorio, defender una lengua, unas tradiciones, me ha costado mucho de entender y a veces todavía me cuesta, porque como en todo, siempre hay fanatismos irracionales.

Pero aun así, respeto esa territorialidad, porque define la identidad de una comunidad, de un pueblo, de una cultura, de una tradición, y es riqueza y valor.

CONCLUSIÓN

Pues a grandes trazos, estos son, desde mi punto de vista los 3 grandes rasgos que definen la cultura rural.
Obviamente hay muchísimos más detalles, podría estar hablando horas sobre muchos más rasgos característicos, sobre maneras de ser propias de la gente de campo, que además son similares en diferentes pueblos, regiones incluso países. Pero he creído oportuno resumirlo así, para dar mi visión de por qué los de campo son como son.

Y sobre todo, antes de juzgar, criticar o rechazar, observa, porque la observación, el diálogo, el cuestionamiento constante, te ayuda a comprender y en consecuencia a respetar.

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