[TUTORIAL] Cómo es irte a vivir al campo con familia o con amigos -Episodio8-

Cuando decides irte a vivir al campo puedes hacerlo de forma individual, tú solo o sola enfrentándote a lo nuevo, una nueva experiencia para descubrir por ti mismo.

Pero lo cierto es que hay mucha más gente que da el paso en grupo, y deja la ciudad para irse a vivir al campo con familia o con amigos.

Déjame que hoy te hable un poco, de esas situaciones en las que te puedes encontrar cuando haces un cambio de vida de la ciudad al campo en compañía de otras personas, esas nuevas experiencias de vivir en el campo que vas a descubrir.

Si te quedas un rato conmigo te cuento. 

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Estamos ya en la tercera parte de este tutorial que está llegando prácticamente a su fin, la fase de integración en tu nueva vida en el campo. 

En el último episodio hablé sobre la adaptación a las nuevas relaciones sociales con tus vecinos del campo. Esa manera de relacionarse particular que tiene la gente de campo.

Hoy te voy a hablar de las relaciones de convivencia en tu nuevo hogar, con las personas con las que compartes tu día a día, sea tu pareja, sea tu pareja y niños, sean tus amigos, o las combinaciones que sean, cuando das ese paso de dejar la ciudad para ir a vivir al campo.

Irte al campo tu solo o sola

Si eres una persona sola que ha decidido irse al campo a empezar de nuevo, te va a tocar enfrentarte tu solo a esta nueva situación, a descubrir por ti mismo la experiencia de vivir en el campo, y a disfrutar de lo bueno y afrontar lo malo, porque como sabes vivir en el campo tiene sus ventajas y desventajas.

Irte al campo con familia o amigos

Pero si has decidido dar el paso en compañía, con tu pareja o con toda la familia, o bien con amigos, pues la experiencia es compartida, y entre todos deberéis afrontar la nueva vida en el campo, y aprender a  adaptaros a las nuevas situaciones, al nuevo estilo de vida, al entorno, a la gente, al ritmo, a todo.

Y a veces ocurre, que cada persona tiene sus propias expectativas en cuanto al cambio de vida.

Y esas expectativas a veces se ven superadas en positivo, pero otras veces se superan en negativo y ahí empiezan los conflictos.

Por eso es importante, como mencioné en el primer episodio de este tutorial titulado Qué necesito saber antes de dejar la ciudad e irme al campo, hacer una reflexión a conciencia y en grupo antes de dar el paso, antes de dejar la ciudad e irse a vivir al campo, para conocer las expectativas, los deseos de cada uno, y no crear falsas esperanzas o situaciones inesperadas.

Aun así, habrá conflicto, porque siempre lo hay, porque cualquier cambio, y más uno de esta envergadura, en que cambias de casa, de lugar, de entorno, de personas con las que relacionarte, de todo, pues requiere un periodo de adaptación.

Y a veces, muchas veces, ocurre, que se idealiza el lugar donde vas a ir, y luego te decepcionas.

Por ello es necesario el diálogo fluido, la comunicación entre los miembros del grupo para que entre todos se pueda conseguir una buena adaptación.

Tu nueva casa todavía no es tu hogar

Aunque ya he hablado de esto alguna vez, creo que es importante repetirlo porque es algo que cuando te ocurre, casi no te lo crees.

Tenías tantas ganas de dejar aquel pequeño apartamento donde vivías en la ciudad, que cuando te encuentras viviendo en una casa en el campo, dices, guau, aquí sí que vamos a estar bien.

Y al principio todo es fantástico, pero pasan unas semanas o algún mes y de repente te encuentras pensando en tu minúsculo piso de la ciudad, echando de menos todas aquellas cosas que habías llegado a odiar. 

Y piensas, pero qué me pasa? ¿Por qué pienso esto?

Y cuando surge cualquier nuevo contratiempo o conflicto en tu nueva vida en el campo, aún echas más de menos tu vida en la ciudad.

¿Es esto normal? ¿Por qué ocurre esto?

Pues no te preocupes, ES NORMAL. 

Y te lo digo porque he pasado por ahí varias veces. 

Y no ocurre solo cuando te vas de la ciudad al campo, ocurre en infinidad de ocasiones. Cambias de casa, cambias de coche, cambias de país, cambias de pareja, cambias, cambias, cambias …

Ay, los cambios NOS ATERRAN!

Aunque te guste cambiar, aunque sepas que el cambio es para mejor, tu cuerpo y tu mente, TU CEREBRO, necesita un periodo de adaptación. Como dicen algunos neurocientíficos nuestro cerebro primitivo es vago, prefiere “lo malo conocido” o el “virgencita virgencita, que me quede como estoy”, que enfrentarse a la incertidumbre. Dicen que es un mecanismo de defensa y de ahorro de energía.

Aun así nos retamos, y optamos por el cambio, porque la parte más pequeñita y racional del cerebro nos dice que sí, que se puede, que saldremos adelante.

Pero es sin duda una lucha interna, es un salmón remontando el río.  

Y a veces, te fallan las fuerzas y la corriente te arrastra.

Piensa una cosa, tu nueva casa todavía no es tu hogar. 

Puedes comprar una casa más grande, más bonita, más todo.

Porque una casa se puede comprar, pero un hogar no.

La casa se compra, el hogar se hace.

Y un hogar no se construye en dos días.

Necesitas darle ese “lo que sea” a tu casa para que sea tu hogar. 

Colocar tus cosas, ponerlo todo a tu gusto, vivir la casa, llenarla de vida. 

Darle ese toque que tiene tu casa, que cuando entras por la puerta sabes que “huele” a ti, a tu familia, a tu hogar. 

Cuando tengas esos momentos de duda no te asustes. Deja pasar el momento, el enfado, la rabieta, olvídate de tomar decisiones en caliente. 

Date un paseo por el campo, revisa tus objetivos a largo plazo, y después de reflexionar con calma, y después de contemplar una bonita puesta de sol, decides!

No todos los pueblos son iguales

Por norma general en España se considera pueblo todo núcleo de población por debajo de los 10000 habitantes, considerándose ciudad a partir de esa cifra, y es obvio que no tiene los mismos servicios un pueblo de 3000 o 6000 habitantes que uno de 100 habitantes

En pueblos grandes se pueden encontrar muchos servicios similares a los que hay en la ciudad, pero en núcleos más pequeños, o en aldeas o en núcleos de población dispersos (una casa en medio del campo, para entendernos), las condiciones de vida son totalmente diferentes a las de la ciudad.

Y es en estos casos, cuando el cambio es tan radical, donde pueden surgir conflictos, porque la necesidad de adaptación es mayor.

Date tiempo, tu y los tuyos, porque cada persona se adapta a su ritmo, y estamos hablando de un gran cambio.

Vivir en el campo con niños y adolescentes

En el caso de vivir en el campo con niños, las condiciones de escolarización suelen ser muy diferentes a las de la ciudad, pues o bien hay escuelas rurales, donde los pocos niños del núcleo rural se concentran en una única clase con todos los rangos de edades, o bien, en caso de que no haya escuela en el municipio, los niños se agrupan en pueblos mayores y se relacionan con otros niños de su edad de diferentes poblaciones del entorno.

Sobre este tema de la escolarización de los niños en el medio rural, hay tantas opiniones como personas. 

En el caso de los niños también podrán disfrutar de mayor libertad, de espacio y de contacto con el medio, con la naturaleza, algo de gran valor para su educación y desarrollo, pero quizás conozcan menor diversidad en sus relaciones sociales, y deberán enfrentarse a esas pequeñas particularidades propias de las relaciones sociales en el medio rural, de las que hablé en el episodio anterior, esa cultura rural del control, del qué dirán…

Evidentemente como adulto también tendrás que enfrentarte a ello y ver cómo gestionarlo. 

Son las ventajas e inconvenientes de la vida en el campo.

En pueblos pequeños es natural relacionarse con un grupo muy reducido de personas, y de rangos de edad muy dispares o muy diferentes al tuyo, porque hay la población que hay, no puedes elegir como en la ciudad.

También hay que prepararse, en el caso de tener hijos, que quizás un día decidan que no quieren vivir en el campo, o en ese pueblo concreto, que ese entorno les oprime, o que simplemente quieren descubrir otros lugares.

He visto esta situación muchas veces. Chicos y chicas que se van a una ciudad a estudiar y que con el tiempo deciden no volver, porque la gran diversidad social que encuentran en la ciudad, y el ser una persona anónima, les atrae más.

Pero también se da el caso, de otros jóvenes que salen fuera a estudiar o trabajar y con el tiempo vuelven, porque donde se sienten realmente bien es en ese lugar.

Muchos padres se encuentran que han dejado la ciudad para irse a vivir al campo, con la idea de ofrecer una vida más sana y mejor a sus hijos, y resulta que con el tiempo los hijos quieren vivir en la ciudad.

Hay que estar preparado para todas las posibilidades y afrontarlas lo mejor posible.

Vivir en el campo con tu pareja o con amigos

A nivel de relación de convivencia, si te has ido al campo con tu pareja, es de gran ayuda que ambos estén de acuerdo en ese cambio de vida, en querer cambiar la ciudad por el campo.

Porque a veces, uno se deja llevar por el otro, pensando que el campo no estará tan mal aunque la verdad es que no es lo tuyo, pero que en cualquier caso, el amor lo superará todo, y cuando se encuentra inmerso en una vida tan radicalmente diferente a la ciudad, empiezan las peleas, las dudas, los conflictos. No es broma, he visto estas situaciones.

Por ello, sea con pareja, con familia, con amigos, hay que estar dispuesto a surfear sobre las olas, a afrontar el cambio y tener capacidad de adaptación, y recordar siempre el porqué, porqué decidisteis dar el paso, que era aquello que os agobiaba tanto de la vida en la ciudad, qué os empujó a iros a vivir al campo. Es importante recordarlo porque a veces se pierde la perspectiva. 

Y también porqué no, hay que estar dispuesto a reconocer, que a veces vivir en el campo no es lo que esperabas. Y no pasa nada.

Conozco casos de parejas que se han ido a vivir al campo, pero que una vez que han tenido hijos, han decidido volver a la ciudad, porque percibían que el campo no daría todas las oportunidades necesarias para la educación y desarrollo de sus hijos. 

Y al revés, parejas que han decidido expresamente irse a vivir al campo para darles a su hijos una vida más sana, más próxima a la naturaleza…

Conozco casos de parejas o de grupos de amigos que después de un tiempo viviendo en el campo, finalmente han acabado separándose porque alguno no acaba de encontrar su lugar en el medio rural.

Y casos como el mío, en que mi pareja y yo dejamos la ciudad hace casi 20 años para irnos a vivir a un pequeño pueblo de apenas 100 habitantes, y aunque con el tiempo nos hemos trasladado a otro lugar, seguimos viviendo en el medio rural.

Conclusión

Creo que lo importante es que cada uno encuentre su lugar, solo o en compañía, y que aprenda a disfrutar y a descubrir lo mejor de cada espacio.

No pienso para nada que el campo sea un espacio muerto y sin posibilidades, al contrario, a lo largo de los años he descubierto que el campo me ha ofrecido más oportunidades, más libertad y más aprendizaje que el que hubiese podido soñar viviendo en la ciudad.

Y estoy convencida, que ahora más que nunca, el campo ofrece muchísimas oportunidades a todas aquellas personas que buscan nuevos retos, nuevas vivencias, que buscan salir de rutinas asfixiantes, de espacios masificados, para vivir libremente y de otra manera, quizás diferente a la estándar, a la general, en definitiva a su manera.

De todas esas oportunidades, de todas esas maneras alternativas de vivir o de trabajar te hablaré en próximos episodios.

Te invito a suscribirte , pues te voy a ir explicando como se hace todo eso de dar el paso, como es la vida en el campo, qué oportunidades profesionales podrás encontrar, como es la relación con las personas, como es vivir en un pueblo todo el año.

Y además te envío la

Guía De la ciudad al campo en 3 pasos

para que descubras cómo dar el paso, dejar la ciudad e irte al campo, de una manera sencilla y bien planificada.

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